¿Por qué aportar azufre en la agricultura?
El azufre, al igual que el nitrógeno, es uno de los elementos clave para los rendimientos agrícolas. Los cultivos ricos en proteínas, como las leguminosas, tienen una gran demanda de azufre. Las deficiencias pueden manifestarse en el amarillamiento de las hojas debido a la deshidratación, la reducción en el número de granos y/o espigas, o una mayor susceptibilidad a enfermedades.
En cereales, la deficiencia se traduce en una disminución en el número de espigas por metro cuadrado y en su fertilidad. Las pérdidas pueden variar de 10 a 20 quintales por hectárea para las deficiencias más importantes.
Consejos AGRIQO:
¡Una dosis de nitrógeno nítrico para mayor eficiencia!
El amoníaco sulfatado combina dos formas de nitrógeno en el fertilizante, con un 50% de nitrógeno nítrico y un 50% de nitrógeno amoniacal, lo que garantiza una distribución fraccionada de los aportes en el tiempo.
El nitrógeno en forma de amonio NH4+ no puede ser asimilado directamente por la planta. De hecho, primero se requiere una nitrificación realizada por los microorganismos del suelo, que convierten el nitrógeno amoniacal en nitrato. Además, la forma de amonio es más susceptible a la lixiviación, ya que su carga electropositiva le permite fijarse al complejo arcilloso-humífero.
La asimilación rápida está garantizada por el nitrógeno nítrico, incluso en condiciones frías y húmedas. En cuanto al nitrógeno amoniacal, primero debe ser transformado en el suelo. Por lo tanto, será más lento en ser absorbido por las plantas. El nitrato NO3- es la principal forma de nitrógeno asimilable por la planta.
¡Una respuesta ideal debido a sus equilibrios estudiados en nitrógeno-azufre!
El azufre es necesario para el crecimiento de las plantas. Juega un papel fundamental en la síntesis y constitución de las proteínas. El azufre forma parte de muchas moléculas que controlan la tolerancia de las plantas al estrés ambiental. Estimula la fotosíntesis (efecto de reverdecimiento). La asociación azufre-nitrógeno en cada gránulo aumenta significativamente la eficiencia del nitrógeno. La dinámica de absorción es óptima. Las deficiencias de azufre son visibles en las hojas más jóvenes debido a su baja movilidad. Estas hojas se tornan amarillas.
A finales del invierno y principios de la primavera, la mineralización del azufre por la materia orgánica en el suelo puede ser insuficiente en comparación con las necesidades del cultivo. En este momento del año, los cultivos pueden experimentar deficiencias si no se realiza un aporte.
Es preferible realizar un aporte de azufre al salir del invierno. Esto con el objetivo de facilitar la síntesis de proteínas y clorofila, tanto para los cultivos de otoño como para los de primavera, durante la siembra.
¡Gane hasta 600 kg por hectárea en cereales de invierno!
Según el CETIOM, el aporte de azufre en primavera es beneficioso en 8 de cada 10 casos para el colza. El CETIOM recomienda un aporte sistemático de azufre para obtener una respuesta óptima, con una dosis de 70 a 90 unidades por hectárea de SO3 en el estadio de inicio de montaje, junto con el primer o segundo aporte de nitrógeno, dependiendo de la región.
Para los cereales de invierno, según los ensayos de Arvalis-Institut du Végétal, el beneficio permitido por un aporte de azufre al trigo supera los 6 quintales por hectárea para el 30% de las parcelas, con una dosis de 30 a 60 unidades por hectárea de SO3 en el estadio de tallaje a espiga de 1 cm, junto con el primer o segundo aporte de nitrógeno.
