¿Por qué añadir azufre en la agricultura?
El azufre, al igual que el nitrógeno, es uno de los elementos que determinan el rendimiento. Los cultivos ricos en proteínas, como las leguminosas, necesitan mucho azufre. Las carencias pueden provocar el amarillamiento de las hojas debido a la deshidratación, una reducción del número de granos y/o espigas, o una mayor susceptibilidad a las enfermedades.
¿En cereales? Esta carencia provoca pérdidas en el número de espigas por metro cuadrado y en su fertilidad. Las pérdidas pueden variar de 10 q/Ha a 20 q/Ha para las carencias más importantes.
CONSEJOS AGRIQO:
¡Nitrógeno amoniacal para una eficacia a largo plazo!
El nitrógeno en forma de nitrógeno amoniacal NH4+ no puede ser asimilado directamente por la planta. Esto se debe a que primero debe ser nitrificado por los microorganismos del suelo, que transforman el nitrógeno amoniacal en nitrógeno nítrico. Por tanto, las plantas tardarán más tiempo en absorberlo.
Por último, el nitrógeno amoniacal es más resistente a la lixiviación porque su carga electropositiva le permite unirse al complejo arcillo-húmico.
Si desea un nitrógeno asimilable directa y rápidamente, opte por un abono con nitrógeno nítrico, que estará disponible incluso en tiempo frío y húmedo (le recomendamos 24-0-0 +18SO3; Sulfonitrato 26-00-00 + 31 SO3 para más información, llame a nuestros expertos)
¡Una respuesta ideal a las necesidades de azufre gracias a su composición de nitrógeno y azufre!
El azufre es esencial para el crecimiento de las plantas. Desempeña un papel fundamental en la síntesis y constitución de las proteínas. El azufre es un componente de numerosas moléculas que controlan la tolerancia de las plantas al estrés medioambiental. Estimula la fotosíntesis (efecto reverdecimiento). La combinación de azufre y nitrógeno en cada gránulo aumenta considerablemente la eficacia del nitrógeno. La dinámica de absorción es óptima. Las carencias de azufre son visibles en las hojas más jóvenes, debido a su escasa movilidad. Éstas se vuelven amarillas.
Al final del invierno/principio de la primavera, cuando la vegetación se recupera, la mineralización del azufre por la materia orgánica del suelo puede ser insuficiente para las necesidades del cultivo. En esta época del año, los cultivos pueden ser deficientes si no se añade azufre.
Es preferible aplicar azufre al final del invierno. De este modo se facilita la síntesis de proteínas y de clorofila, tanto para los cultivos de otoño como de primavera, en el momento de la siembra.
¡Gane hasta 6 quintales/ha en cereales de invierno!
Según CETIOM (Centro Técnico Interprofesional de Oleaginosas Metropolitano) , la aplicación de azufre en primavera a la colza es rentable 8 de cada 10 años. El CETIOM recomienda la aplicación sistemática de azufre para obtener una respuesta óptima. Dosis: 70 a 90 U/ha de SO3 en la fase de encañado, con la 1ª o 2ª aplicación de nitrógeno, según las regiones.
En los cereales de invierno, según las pruebas de Arvalis- Instituto de lo Vegetal, la ganancia obtenida con la aplicación de azufre en el trigo es superior a 6 quintales/ha en el 30% de las parcelas. Dosis: 30 a 60 U/ha de SO3 en la fase de formación de brotes laterales (macollaje) cuando la espiga está a 1cm, con la 1ª o 2ª aplicación de nitrógeno.
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